LOS SIMBOLOS: SENDERO Y VIDA DE LA LITERATURA
Sin lugar a dudas
los elementos simbólicos constituyen una parte rica, imaginativa e importante
dentro de una obra de arte. Es a través de ellos, que en forma casi mágica, el
autor llega hasta nosotros, recreando y escondiendo su mundo a la vez, con la
ayuda del carácter polisémico de los mismos.
Es así, como en los
símbolos se incluyen grandes verdades, que muy poco se descubren a ciencia
cierta, pues, en el momento en que el lector penetra en ese sendero, se
encuentra con situaciones distintas a las del autor, las que lo obligan a
encontrar otro significado, floreciendo así el signo polisémico de la obra.
Pero el descubrir estos significados nos obligan a encarnarnos con la obra
misma y nos introduce de lleno en ese mundo creado por el escritor; obligándonos
a poner en juego nuestra imaginación, al tratar de darle una verdad a las
realidades disfrazadas.
Es así como: “una
obra de arte es una forma expresiva creada para nuestra percepción a través de
los sentidos o la imaginación y lo que expresa es sentimiento humano”.
La escritora tiene
razón al hacer estas aceleraciones pues todas las personas poseen sensibilidad,
tiene capacidad por medio de esta, para sentir asombro y vivir la fantasía; en
el mundo creado por el autor. Pero, no hay que ser tan generalizantes porque la
realidad es otra, todos poseen esa sensibilidad, sin embrago, en ellos no esta
presente el goce estético el cual esta ligado al espíritu, tal vez no se
identifican con la obra y no traspasan el umbral de lo que el autor quiere
decir.
El primer término es perceptible sensiblemente. Mas para
aprehender el fondo es menester todavía una tercera cosa, justo aquella por la
que se distingue el que experimenta en si el fenómeno de estar arrebatado del
que no comprender artísticamente. Este tercer factor es espiritual. Sin el no
es posible aprehender el fondo.
Hartmann explica
que para sumergirse y llegar al fondo de la obra el factor espíritu es
importante. Además, este elemento permitirá al lector captar la simbología
inmersa en el escrito; que lo trasladaría a un mundo ideal con una serie de
imágenes que pueden estar totalmente en desacuerdo con el escritor; de allí la
riqueza y la importancia de los símbolos en la literatura.
… La idealidad se intuye interiormente, estando allí solo
para aquel que comprende la obra de arte. Mediante la idealidad de aparición se
destaca el objeto estético, quedando arrebatado al mundo real e introducido en
el ideal.
El mundo ideal es
aquel universo simbólico que crea e inventa el lector cuando recorre la obra.
Por lo tanto, se puede afirmar que todo libro esta cargado de un caudal de
imágenes que son “signos de los sentimientos humanos”.
Tomando como base los
planteamientos anteriores, podemos penetrar en ese gran mundo dibujado por el
escritor colombiano GABRIEL GARCIA MARQUEZ, en su obra “LA HOJARASCA”; en la
cual las acciones desarrolladas están guiadas por una serie de símbolos que se
develaran a continuación.
Primero portamos
del titulo, “La Hojarasca”, que fuera del contexto no seria más que un montón
de hojas en descomposición, pero dentro del universo de García Márquez una
descomposición de la sociedad, La Hojarasca viene a simbolizar toda la
muchedumbre que llego a Macondo con la compañía bananera.
… hasta cuando llego la compañía bananera y se
iniciaron los trabajos del ferrocarril. Entonces empezaron a sobrar sillas en
el cuartito. La gente que lo visito durante los primeros cuatro años de su
estadía en Macondo, empezó a desviarse después de que la compañía organizo el
servicio medico para sus trabajadores. El debió ver los nuevos rumbos trazados
por la hojarasca, pero no dijo nada.
La Hojarasca hace
que Macondo cambie hasta en sus costumbres creando en el pueblo otro ambiente
de “perspectivas magnificas”; que al final terminarían en podredumbre, “son
diversiones para la hojarasca”, con esta expresión se esta haciendo una
clasificación social, “gente del común”. Macondo sufría una degradación.
por otro lado, en
este pueblo cada persona representa algo, creándose así en cada personaje de la
obra un mundo diferente. El coronel un hombre fuerte, generoso, justo,
cumplidor de su deber y respetado por todos; es el bueno (dechado de virtudes).
… Meme había reaccionado con nuestras fricciones.
Enfurecida grite: “si. Alcohol, eso es, ya la friccionamos y esta mejor. Pero
para hacer eso no hemos tenido necesidad de vivir ocho años de garra”. Y tu
padre, todavía condescendiente, todavía con esa tontería conciliatoria: “No es
nada serio. Algún día te darás cuenta de eso”… yo pensé que tu padre lo había
despedido por haberse negado a atender a Meme. Pero cuando le hice la pregunta,
ese mismo día, se limito a responder: “Tu y yo tenemos que hablar largo de
eso”. Y han transcurrido cinco años sin que haya vuelto a tocarme el punto…
El coronel es la
“calma” en Macondo.
En otro ángulo de
este cosmos se encuentran Isabel y Adelaida, sumisas para hacer lo que ordenara
el coronel. Isabel se casa con Martin a quien no llega a conocer porque este
todo lo arregla con el padre de la misma; es un hombre que desaparece sin
saberse por que.
Se caso con Isabel en diciembre, hace ahora once años.
Han transcurrido, nueve desde cuando se fue con la cartera llena de
obligaciones firmadas por mi, y prometió volver tan pronto como realizara la
operación que se había propuesto y para la cual contaba con el respaldo de mis
bienes. Han transcurrido nueve años pero no por ello tengo derecho a pensar que
era un estafador….
Sobre Martin son
muchas las preguntas que surgen ¿seria un estafador? ¿Vendería el coronel a
Isabel a costa de tener un nieto?, sin lugar a duda que estos interrogantes los
responderá cada lector. Entonces, en Isabel y Adelaida esta encarnada el tipo
de mujer sumisa, de hogar. “Adelaida siguió dándole la sopa a Isabel… Adelaida
sirvió el vino”
Todo se hizo sin consultarlo conmigo, Chabela; como si yo
fuera un monicongo pintado en la pared. Antes de que yo pudiera preguntar que
estaba pasando, por que estaba sucediendo, cosas extrañas en mi propia casa sin
que yo lo supiera, tu padre había venido a decirme: “No tienes nada que
preguntarle a Mame. Ella se va pero tal vez vuelva dentro de algún tiempo”…
Continuando con
este recorrido nos encontramos con Meme, alguien que no va mas allá de las
simplezas de una criada osada, considerada por sus patrones, no le importa el
que dirán vive con el doctor y al final no se sabe que sucede con ella ¿murió?,
¿se fue? ¿Tuvo un hijo? No sabemos, pero cualquiera podría tomar como base
estos hechos para escribir otra obra. Meme es símbolo de libertad en todo el
sentido de la palabra, pues después de vivir con el doctor no le importa
abandonarlo.
…Meme se había presentado a la iglesia, adornada como una
cualquiera elevada a la categoría de señora, y que tu padre había tenido el
descaro de sacarla de brazo por la plaza. Entonces fue cuando supe que no estaba
tan lejos como yo creía, sino que vivía en la casa de la esquina con el doctor.
Se habían ido a vivir juntos, como dos cerdos…
… - Es Adelaida, doctor. Desea que usted vaya a ver a
Meme, dije. Y el, sentado, con su parsimoniosa voz de rumiante me respondió con
un impacto: - No será necesario. Lo que pasa es que ella esta embarazada… Hace
ocho años que Meme se acuesta conmigo… -dijo que Meme se había ido eso era
todo…
“Meme desapareció alrededor de once años…”
Al hablar de Meme
se ha mencionado el personaje alrededor del cual gira toda la obra, el es el
eje central, por el se dan los hechos. Un hombre innominado (el doctor) que
llega a Macondo recomendado, dispuesto a prestar un servicio pero todo cambia.
En el se representa la soledad, la injusticia, la falta de humanidad y todo el
resentimiento social de un pueblo social de un pueblo que no perdona. Es
alguien que se convierte en un ermitaño, encerrado en si mismo, en sus
pensamientos; hasta su comida es singular “hierbas” como las vacas. Todo este personaje
es un mundo.
Coronel, Coronel, en la oficina lo solicitan un
forastero… Estoy segura, mejor dicho, que es un militar. Tiene un bigote negro
y punteado y la carta del coronel Aureliano Buendía… Entonces ella, sonriendo
también, pero visiblemente desconcertada le pregunto ¿que clase de hierba
doctor? Y el, con su parsimoniosa voz de rumiante: - Hierba común, señora; de
esa que comen los burros.
Con las citas
inmediatamente anteriores sabemos y corroboramos como es la llegada del doctor
a Macondo. Pero nos interesa ir mas a fondo, llegar a los hechos que lo
convierten en una piltrafa humana, hasta el punto de que su muerte sea motivo
de alegría en el pueblo. Además en las expresiones de la gente esta presente el
rencor que sentían hacia este hombre.
Llevaba cuatro años de vivir en nuestra casa y estaba
acreditado en Macondo como un profesional serio… Fue el único medico en el
pueblo hasta cuando llego la Compañía bananera… Entonces empezaron a sobrar
sillas en el cuartito. La gente que lo visito durante los primeros cuatro años…
empezó a desviarse después que la Compañía organizo el servicio medico para sus
trabajadores… Es una herejía seguirlo sosteniendo. Es como si estuviéramos
alimentando a un demonio… ese día después de cinco años de vivir en la misma
casa, de comer en la misma mesa, caí en la cuenta de que ni siquiera conocíamos
su nombre.
Ahora me doy cuenta de que el alcalde comparte los
rencores del pueblo. Es un sentimiento alimentado durante diez años, desde
aquella noche borrascosa en que trajeron los heridos a la puerta y le gritaron… Doctor, atienda a estos heridos
que ya los otros médicos no dan abasto, y todavía sin abrir (porque la puerta
permaneció cerrada, los heridos acostados frente a ella): usted es el único
medico que nos queda. Tiene que hacer una obra de caridad y el respondió… Se me
olvido todo lo que sabia de eso. Llévenlos a otra parte, y siguió… con la
puerta cerrada, mientras el rencor crecía, se ramificaba… No daría tregua a
Macondo en el resto de su vida… la sentencia-gritada esa noche que condeno al
doctor a pudrirse detrás de estas paredes.
Todo el pueblo
condeno al doctor por su falta de caridad, del hecho anterior se desprende el
resentimiento y rencor por este hombre. “Miércoles en Macondo. Buen día para
enterrar al diablo”; expresiones como esta demuestran la felicidad de que
hubiese muerte el doctor. Hasta los alcaravanes cantaban, más bien, no seria la
gente la que cantaba al sentir el olor del muerto. Ahora todos los alcaravanes
se pondrán a cantar”.
A través de este
recorrido por Macondo hemos visto como García Márquez, a través del uso de
ciertos símbolos nos conduce sin querer,
a descubrir situaciones que no son dichas con el don de la palabra, pero que
representan parte esencial del contenido del texto analizado. Invito al lector
a que siga descubriendo otras imágenes, a que no lea la obra por leerla sino
que se sumerja e invente su mundo propio porque la literatura es rica. ¡Entre
por este sendero y su vida alcanzara otro horizonte!
Por:
Janneth Pava
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